+52 (999) 688 94 79 Calle 54 407B x 41 y 43 Centro Mérida, Yucatán

 

“Perniciem” de Samantha Michell

 

Por Valentina Chaparro Alvirde

 

La recepción se ve diferente, las grandes letras se han ido y son reemplazadas por un tapete con el mapa de Yucatán. Además, permanecen algunas obras de Pierre Desfons agregándole un poco más de color al lienzo blanco que es el “WHITE SPACE”.

Antes de ingresar a la exposición, la biografía de Samantha Michell saluda: “Usa técnicas mixtas para crear dibujos de líneas altamente detallados (…) en los que el observador es impulsado a explorar más allá de las sutilezas”, y tomándolo como un consejo que confío me servirá una vez cruce adentro al trabajo de Samantha.

Bestiario. Veintiún especímenes. Peligro. Extinción. Realidad. Culpa.

Me miran, aunque no tienen ojos, sólo cuencas vacías, ausentes y profundas. Lucen apacibles, como si no hubiesen padecido, pero su rostro me revela que están sufriendo y a pesar de eso son majestuosos, una excelencia natural que no hemos aprendido a respetar.

Samantha me invita a reflexionar, ¿quiero que todo esto sea un recuerdo de un mundo perdido? O en cambio ¿quiero recuperar el vínculo armonioso con la naturaleza?

Podría sonar exagerado pero si así lo fuera esta exposición no existiría y ninguna de estás especies se encontraría en condiciones desfavorables, sufriendo por capricho del ser humano que ha dejado de preocuparse por el bienestar de terceros y ha decidido vivir en la solitaria autocomplacencia olvidando que no es el único en la tierra y que sus propias acciones no sólo llevan a hermosos seres vivos a su fin, sino también a él mismo. 

La verdad está exhibida ante mis ojos y pareciera que ya es muy tarde, lamentablemente para algunas especies lo es, pero para otras tantas no, y la ayuda que puede devolverles la paz se encuentra en nosotros, los mismo que hemos ocasionado sus desgracias. Sólo se necesita un poco de conciencia para asumir que estamos mal; un poco de corazón para valorar lo que nos rodea; y un poco de respeto para cuidar lo que nunca nos ha hecho daño.